Debido a los altos precios del alquiler y de la compra de vivienda, cada año al menos 20 mil personas son expulsadas de la capital del país y, en promedio, “siete mil se van a vivir en las zonas precarias de la ciudad, con todos los riesgos anexos por la misma razón”, de acuerdo con Silvia Emanuelli, coordinadora de la Oficina para América Latina de la Coalición Internacional para el Hábitat (HIC-AL).
Esto forma parte de la llamada gentrificación, un fenómeno que, aunque es difícil definir una fecha exacta, la especialista ubica su recrudecimiento en la Ciudad de México desde 2010, cuando población joven y con sueldos relativamente altos comenzó a escoger la zona de Roma y Condesa para vivir.
Hoy el fenómeno vuelve a cobrar relevancia, luego de que el Gobierno capitalino firmó un convenio con la empresa de hospedaje temporal en viviendas Airbnb, con el objetivo de atraer a los llamados “nómadas digitales”, personas que realizan trabajo remoto desde cualquier parte del mundo… ganando en euros o dólares, lo que ha abierto el apetito de dueños y caseros de inmuebles, así como protestas e indignación de quienes llegaron hace poco más de una década.
La señora Josefina, por ejemplo, ha vivido desde que nació en la colonia Hipódromo, alcaldía Cuauhtémoc, por lo que ha sido testigo de la evolución de los habitantes en esa zona.
“La gente se va, porque las rentas o son pura especulación, o suben y suben, entonces la gente ya no puede pagar. Ahí han derrumbado casas y no les ha importado, para construir edificios altísimos y esos los convierten en Airbnb o los alquilan con rentas altísimas, para la gente que puede llegar a pagarlas, que son o extranjeros o gente que tiene mejor medio de vida”, relató con molestia.
De no cambiar las cosas, ella también se verá en la necesidad de buscar otro lugar donde vivir.
La gentrificación normalmente se deriva de una decisión “que pasa por políticas públicas, por ejemplo de remodelación o modernización”, explica Emanuelli, aunque precisó que hay múltiples factores que también pueden influir.
Así lo confirma Neri, vendedor de flores desde hace 30 años sobre la Avenida Sonora, en la colonia Condesa. El hombre recordó que hace poco más de cinco años comenzó a observar más afluencia de gente, sobre todo extranjera.
“Veo un poco más de extranjeros aquí en la colonia, si es más el tránsito de ellos, tanto para vacacionar, como para vivir, para domiciliarse”, y asegura que fue a partir de su llegada, fue que empezó a haber más construcciones y mejoramiento de la zona, en cuanto a infraestructura.
Emanuelli declaró que aún se puede reglamentar la operación de Airbnb en la capital, pero sobre todo se debe procurar “un conjunto de medidas que estén centradas en la garantía del derecho de la vida adecuada, entre ellas al control de procesos de financiarización y de turistificación”.
FRASE
“Somos muchos los viejos que vivimos en la zona y que nos están expulsando”
Josefina
Habitante de la Hipódromo
LEG
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