La Cumbre de Líderes de América del Norte fue “positiva”, pero no se abordaron temas controversiales, esenciales para aprovechar la relocalización de empresas asiáticas en la región (nearshoring).
Así lo señalaron especialistas que también advierten que el principal desafío se enfoca en la política energética de México que favorece a CFE y Pemex, por encima de las empresas extranjeras.
Dicha postura merma las inversiones por la falta de certeza jurídica, impidiendo que se aproveche el nearshoring. Agregaron que si bien los tres países acordaron visiones en común para potenciar la región de norteamérica, como la sustitución de importaciones de mercancías y la transición energética hacia energías limpias, México enfrentaría desafíos mayores respecto a sus socios, debido a la falta de inversión e infraestructura.
Oscar Ocampo, especialista en el IMCO, refirió que aunque se llegaron a acuerdos en conjunto, hay que recordar que México cuenta con compromisos internacionales en papel, que no necesariamente se han cumplido durante la actual administración, como el propio T-MEC. Por lo que el cumplimiento está en duda.
“Desde 2019, ha hecho (la actual administración) esfuerzos sistemáticos por cerrar la puerta a la generación eléctrica por parte de privados, la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, eso le resta credibilidad”, matizó.
Enrique Díaz Infante, director del sector financiero en el Centro de Estudios Espinosa Yglesias, consideró que en la reunión el tema de la energía se “encapsuló” para evitar que hubiera diferencia: “Fue el elefante blanco en la sala. Se debió haber tocado ese tema”. “Me parece que fue una oportunidad perdida para lo que nos interese a los mexicanos, que sería más inversión con más crecimiento incluyente que genere movilidad social.
No hubo compromisos de inversión”, agregó. Carlos Alberto Bautista Pérez, especialista de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle, dijo que se trató de una reunión bastante diplomática desde la llegada de los líderes de Canadá y Estados Unidos, pero al final de cuentas “buena” porque lograron establecer comunicación en común. No obstante, en los objetivos comunes, México podría estar en riesgo de mostrarse distante de ellos por la falta de Estado de Derecho que merma las inversiones. Una vez más, el tema energético sería el obstáculo.
Dijo que, si bien México tiene el compromiso de hacer un uso menor de carboeléctricas y termoeléctricas para la generación de energía, el primer paso para lograrlo es la atracción de inversión y ello sólo se logra a través del respeto al Estado de Derecho. En el caso de las energías limpias, Ocampo ejemplificó que en la meta de transición hacia la electromovilidad, México no cuenta con la suficiente infraestructura para incorporar los vehículos amigables con el medio ambiente en el parque vehicular del país para los próximos años, dado el bajo número de estaciones de carga para autos eléctricos. Datos de la Industria Nacional de Autopartes, señalan que sólo cinco entidades cuentan con más de 100 conectores eléctricos: Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León, Estado de México y Baja California. Adicionalmente, en junio de 2022, la Secretaría de Energía reveló que México no alcanzaría sus metas de generar el 35% de energía limpia para 2024, sino hasta 2035. José Medina Mora, presidente de la Coparmex, acotó que, en línea con las conclusiones de la Cumbre, coincide en que se posee la gran oportunidad de fortalecer la región. “Tenemos una ubicación geográfica privilegiada. Tenemos un tamaño de país cuatro veces y medio que tiene Alemania, y Alemania produce 20 veces más energía solar que México. Ese es el tamaño de oportunidad que tenemos de producir energía limpia y que atraería muchas inversiones”, expuso
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